Hace seis años el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto aspiraba a la presidencia de la república, no podía descuidar su sucesión en ese cargo aun cuando uno de los pretendientes era Alfredo del Mazo Meza, su primo, al que se vio precisado a sacrificar porque se le atravesó Eruviel Ávila con la amenaza de dividir al PRI en su estado o irse a la oposición. Peña Nieto tuvo que ceder, pero para tranquilizar a Alfredo del Mazo González, ex gobernador y padre del sacrificado, habrá asegurado que cinco años más tarde el candidato del PRI al gobierno sería del Mazo Meza, y lo ofrecido cumplido porque ya registró su candidatura el nieto de Alfredo del Mazo Vélez, otro gobernador del Estado de México. Democracia hereditaria ¿o no?