- Estudió en el CIMI desde los cuatro años y después ocho años en esta entidad académica
- El violista y actual Director del Ivec la considera un semillero de talentos
Enrique Márquez Almazán, egresado de la Facultad de Música y director general del Ivec
David Sandoval Rodríguez
Xalapa, Ver., 08/04/2017.- Es enorme el aporte que la Universidad Veracruzana (UV) y la Facultad de Música en particular, dieron a Enrique Márquez Almazán, músico, compositor, gestor cultural y actual director general del Instituto Veracruzano de la Cultura (Ivec), como él mismo manifestó al ser entrevistado sobre los 60 años de fundación de dicha entidad universitaria.
Su formación en la máxima casa de estudio de Veracruz comenzó a temprana edad. Alrededor de los cuatro años y medio ingresó al Centro de Iniciación Musical Infantil (CIMI), espacio en el que concluyó todo el ciclo para ingresar posteriormente a la Facultad de Música y estudiar viola.
“Algo muy especial que recuerdo de la Facultad fue su propia orquesta ya que fuimos de gira a Bélgica, en 1993, al Festival Europalia y en 1994 a Japón, a un festival de orquestas juveniles de todo el mundo; fueron experiencias extraordinarias que viví a los 13 y 14 años, es una gran oportunidad que me brindó la Universidad Veracruzana”, aseguró.
En la Facultad de Música estudió los ocho semestres que comprendían el ciclo inicial en dicha época y señaló que actualmente algunos compañeros de generación son académicos en funciones, al igual que intérpretes en la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) como también en otras orquestas del país y del mundo.
“La Facultad de Música ha aportado a la música en México y a nivel internacional, por ello sigue siendo un semillero de talentos y pienso que es la mejor escuela de música del país, con materias teóricas como contrapunto y análisis con el más alto nivel.”
Recordó que todavía tomó clases en las antiguas instalaciones ubicadas en la calle de Juárez, en el centro de la capital, y posteriormente donde se encuentra ahora, en la Unidad de Artes.
En aquel entonces era una Facultad pequeña pero muy buena y había mucho interés por el conocimiento de la música, afirmó; “veíamos muchos videos de violinistas, de pianistas, orquestas y siempre estábamos hablando de música”.
Para la formación del músico era fundamental ir a los conciertos de cada viernes con la OSX, y si había un solista destacado buscaban acudir también a los ensayos o tocar para ellos, si era posible.
Ello fructificó en numerosos egresados que ahora son ejecutantes de la Sinfónica; Márquez Almazán conoció a varios de la generación anterior ─algunos ya retirados─ y de la actual, conformada por músicos formados en la Facultad.
Recordó que hay varios casos exitosos de egresados que continuaron estudios en el extranjero, como en su caso que hizo lo propio en Europa y Estados Unidos.
En su opinión, lo más importante es retornar a la patria: “Regresar a México es muy importante porque creces en conocimiento y eso nutre a la Universidad, trabajar y estudiar en otro país expande el horizonte de la Universidad misma y ahora existe una comunidad eminentemente global de egresados que estudiamos música, además de una red de amigos que se expande y favorece también a la institución”.
Entre los recuerdos de aquella época en su Facultad, mencionó: “Todo mundo le tenía terror al examen de armonía, era muy difícil y se convertía en todo un acontecimiento pasar la prueba, legitimaba ser miembro de la Facultad; también los exámenes por la noche con el profesor Roberto Lira y la orquesta, pero sobre todo la amistad que hicimos con todos los miembros de ésta, realmente convives mucho con los amigos, vamos creciendo juntos y te vas enfocando más a la música”.
Había un espíritu de trabajo en equipo, de estar juntos hablando de música y escuchándola, rememoró.
Ahora que varios de aquellos estudiantes son profesores de la Facultad mantienen el ánimo organizando festivales y otras actividades, siguen con un espíritu participativo, incluyente y de excelencia, que comparten con sus alumnos; él, por ejemplo, sigue tocando la viola, no obstante enfoca sus esfuerzos en la gestión cultural dentro del Ivec.
Enrique Márquez insistió en la importancia de tener la oportunidad de tocar con una orquesta, desde el CIMI y luego en la Facultad de Música. “Cualquier instrumento orquestal es muy demandante y se practica solo, en casa o en un salón, lo que permite adquirir una técnica a lo largo de los años, pero es una actividad muy solitaria, generalmente sólo se acompaña con el profesor pero realmente no hay una convivencia más allá; sin embargo, en la orquesta uno forma parte de un ensamble y esto se vuelve algo maravilloso porque hay muchas más voces, más instrumentos y puedes tocar música universal, lograr formar parte de eso”.
En ese sentido, la orquesta de la Facultad de Música fue muy importante en su formación porque le permitió convivir con amigos y colegas de distintos instrumentos, lo cual es de fundamental importancia en la formación de cualquier músico. “Eso me sigue guiando todos los días, es algo a lo que aspiré y con el paso de los años me tocó incluso fundar una orquesta filarmónica en Boca del Río”.
Este amor por la orquesta que nació en la Facultad sigue teniendo repercusiones y un impacto en su quehacer cotidiano, “la UV y la Facultad de Música me dieron muchísimo, me dieron una educación prácticamente gratuita”, afirmó el directivo.
Márquez Almazán obtuvo su Licenciatura en Música por la Universidad de Indiana, en Bloomington, y se perfeccionó como ejecutante de viola en la Academia de Artes de Interlochen, Michigan, Estados Unidos.
Posteriormente realizó la maestría en la Escuela de Música de Manhattan, Nueva York, donde vivió seis años y comenzó a trabajar en el Lincoln Center como “intern”, que asemeja a una pasantía remunerada, donde laboró durante un año en la Sociedad de Música de Cámara del centro a tiempo completo.
Debutó en el Carnegie Hall a los 24 años, en marzo de 2005, convirtiéndose en el único violista mexicano que ha debutado en el afamado recinto.
Asimismo, cuenta con una Maestría en Política Cultural y Administración por la Universidad de la Ciudad de Londres y otra Maestría en Educación por la Universidad de Harvard; ha sido consultor en la Universidad de Boston y es fundador de Music Education for Social Development Agency (MESDA).