- Representantes de universidades, líderes en materia de vinculación, dialogaron en el TNLC
- Cuando un estudiante se relaciona con el “mundo real” no sacrifica tiempo de aprendizaje académico, sino que pone en práctica lo aprendido en el aula, coincidieron
- La comunidad no es un objeto de trabajo, sino con quien crecemos de manera conjunta: Hernández Arámburo
Los participantes remarcaron que la vinculación social no debe verse como una actividad menor de las instituciones de educación superior
Karina de la Paz Reyes Díaz
Xalapa, Ver., 23/06/2017.- Representantes de las universidades Veracruzana (UV), de Buenos Aires, Argentina (UBA); Católica de Chile, Tecnológica de Sídney, Australia, Aga Khan, de Pakistán, y Médica Internacional, de Malasia, remarcaron la importancia de vincular a los estudiantes con la realidad social que les rodea. Coincidieron en que el relacionarse y aportar acciones benéficas al “mundo real” no significa sacrificar tiempo de aprendizaje, más bien implica poner en práctica lo aprendido en el aula.
Tal fue uno de los aspectos tratados en la sesión “Exploraciones sobre liderazgo sostenible e innovador: los ganadores del Premio McJannet en Conversación”, que se desarrolló el jueves 22 de junio en la Sala Anexa Tlaqná, Centro Cultural, como parte de las actividades de la Conferencia de Líderes de la Red Talloires (TNLC) 2017.
La sesión convocó a los representantes de seis instituciones de educación superior (IES) ganadoras del Premio McJannet de Ciudadanía Global, que participaron en una edición especial por la Red Talloires en la revista electrónica Gateway (publicación internacional de investigación y participación comunitaria), en conmemoración del décimo aniversario de ésta.
La Gateway Journal es una empresa conjunta entre la Universidad Tecnológica de Sídney y el Centro de Aprendizaje Urbano en la Loyola Universidad de Chicago.
Rebeca Hernández Arámburo, directora general de Vinculación de la UV, remarcó que la universidad, las empresas y el gobierno tienen una responsabilidad con el desarrollo de una sociedad, y cuando se logra un diálogo entre las tres partes son posibles acciones importantes.
Asimismo, detalló la intención de la UV en la materia, pues la pertinencia académica es tan importante como la social: “La comunidad no es un objeto de trabajo, es con quienes dialogamos y con quienes crecemos de manera conjunta”.
Oscar Gabriel García, de la UBA, explicó en qué consiste un programa que desarrollan en barrios vulnerables de la ciudad y aprovechó para señalar que la responsabilidad social de la educación es vista por las “aristocracias docentes” como una actividad menor frente a la tradicional investigación científica y la docencia académica.
Sin embargo, para él es un gran error verlo así, sin considerar la responsabilidad universitaria, la extensión, la vinculación o de la manera en que cada institución la llame.
Ignacio Irarrázaval, de la Universidad Católica, habló de Puentes. Nuevas Ideas para Desafíos Locales, un programa de vinculación que esta institución desarrolla desde hace 15 años, cuya intención es acercar la labor académica con las municipalidades, a través de proyectos estudiantiles.
Citó algunos de los desafíos que actualmente tienen: que el enfoque de los proyectos sea a largo plazo –no un semestre, sino dos, tres, cuatro años–; reforzar que la naturaleza de éstos sea interdisciplinaria; evaluar el impacto que genera en la sociedad, y además, reforzar una campaña de motivación para que más estudiantes se involucren.
En tanto, Lisa Andersen, de la Universidad Tecnológica de Sídney, habló de un proyecto de vinculación social que data de hace 21 años, con personas con alguna discapacidad, migrantes, refugiados, derechos humanos y activismo, entre otras áreas. Admitió que entre las carencias estaba el tiempo para desarrollar cada proyecto, pues los estudiantes manifestaron que las 12 semanas del semestre no eran suficientes. A lo cual buscaron solución.
Entre los éxitos está que se ha confirmado la factibilidad de los proyectos desarrollados en diversas sociedades, sin embargo “en estos 21 años siempre hemos tenido que luchar por mantener vivo este proyecto, nunca nos sentimos estables y seguros como programa”, admitió.
Por su parte, Maryam Huda, de la Universidad de Aga Khan, habló del programa de vinculación social de esa institución, el cual data de hace 30 años y se desarrolla en asentamientos informales de viviendas, donde priva la insalubridad, el hacinamiento y el analfabetismo, pues está poblada por personas que vienen de áreas de conflicto, refugiados, entre otros.
Aclaró que no fue un éxito en sus inicios, y a la fecha enfrentan desafíos y analizan diversas fallas para evitar repetirlas. Entre ellas está el ganarse la confianza de las comunidades con las que entran en contacto.
“Para los estudiantes es muy importante que tengan la parte práctica de sus aprendizajes y no es que estemos sacrificando tiempo académico, sino que es el aprendizaje que están aplicando en las comunidades. Es necesario sensibilizarlos a las necesidades sociales, pues en Pakistán 40 por ciento vive en estos establecimientos de muy baja calidad de vida.”
Finalmente, Houy Siew Chua, de la Universidad Médica Internacional de Malasia, habló de los servicios comunitarios que comparten y que lleva por nombre Kampung Sebir IMU Cares Project, proyecto que iniciaron en 2013 en una villa indígena de 300 habitantes, a 20 millas de la universidad, donde sobre todo comparten servicios de salud y educación.
Citó que en estos años cambiaron el patrón de conducta paternalista al de trabajo en sociedad, para empoderar ambas partes; convirtieron el servicio social en obligatorio y a los estudiantes se les evalúa con base en los resultados de sus intervenciones sociales.
“A través de un estudio descubrimos que nuestros estudiantes podían apreciar la diversidad cultural y las desigualdades entre las comunidades.”
La sesión fue moderada por Margaret Malone, en nombre de Gateway Journal.