Es verdad que un buen gobierno debe escuchar el sentir de la población gobernada, conocer sus problemas y programar soluciones, pero también es cierto que las decisiones se toman conforme al diseño de las políticas públicas a implementar, nunca sujetas a la mudable opinión pública. Después del devastador sismo del jueves pasado el presidente Peña Nieto ha visitado las zonas del desastre, lo acompañan  Secretarios de Despacho, algunos de ellos son mencionados como pre candidatos del PRI a la presidencia de la república; por esto último se critica su presencia, “andan en campaña”, se dice, “aprovechan el dolor del pueblo para muestrearse”. Pero, si fuera lo contrario, su ausencia se criticaría vitriólicamente, son insensibles, no les importa el dolor del pueblo, se diría. La opinión pública es veleidosa, debe ser atendida, pero “Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”.