A Fidel Herrera se le pueden atribuir muchas culpas, desde haber sido un pésimo gobernador, hasta de haber desvalijado el erario veracruzano y dejar a Duarte como sucesor, pero sería craso error calificarlo de tonto o tullido mental como para atender, sin más, el llamado de la Fiscalía veracruzana para aclarar algunos cuestionamientos, como un descuidado ratoncito cuando cae en la ratonera y es atrapado. En vez de asistir, Fidel envió representante legal quien presentó amparo indirecto porque, alega, la Fiscalía no cumple los requisitos de constitucionalidad y legalidad en su “atenta” invitación. Bien sabe el ex gobernador que de asistir correría el riesgo de ser detenido ipso facto, aunque algunas horas después de amargos sinsabores se le pusiera en libertad con el consabido “usted disculpe”.