La gran manifestación con emblemáticas “Catrinas” en la Ciudad de México y otras ciudades del país guarda un significado muy especial por su estrecho vínculo con los mortales sismos de septiembre, y refleja el estado de ánimo de la sociedad mexicana que, sometida a la acometida del crimen, acude a sus bellas tradiciones para atenuar temores hacia lo inevitable desconocido. ¿Se ríe de la muerte el mexicano? ¡Qué va! Esa ocurrencia difundida hace algunos años fue producto de una visión errónea de la festividad del 1 y 2 de noviembre, inducida quizás por una ligera interpretación de las expresiones culturales de nuestro pueblo. Festejarlo como lo hacemos es una traducción del respeto que debemos hacia lo que culturalmente se nos ha inculcado y por desconocido nos causa temor, pero vale para recordar a quienes ya se fueron, aunque acaso aquí siguen yno somos capaces de sentir su presencia.