Los resultados de las revisiones a la Cuenta Pública 2016 llevadas a cabo por el Orfis y la Auditoría Superior de la Federación constituyen una pesada loza para la defensa de Javier Duarte de Ochoa y sus compinches de latrocinio, ¿cómo podrían explicar la desviación de casi 75 mil millones de pesos? Aunque en términos latos no representa ninguna dificultad deducirlo: el origen de esa gran estafa radica en la patológica cleptomanía de sus autores, acompañada con una extraordinaria ineptitud para el desempeño de la función pública de cuya combinación resulta un tremendo daño a Veracruz y la emblemática constancia de la corrupción sin medida alguna; ignorarlo sería pretender tapar el sol con un dedo.