Una muestra del buen diseño estructural y normativo del Sistema Nacional Anticorrupción es la independencia con la que funciona cada una de sus partes, de tal manera que si alguna oculta otra revela, si una se inclina hacia el compromiso otra lo echa abajo, aunque lo ideal es una sinergia armonizada. En el sonado caso de Odebrecht, por ejemplo, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó pagos irregulares por mil 250 millones 555 mil pesos a la empresa brasileña Odebrecht, en 2015 en tiempos de Emilio Lozoya Austin; y sobre este asunto la Secretaría de la Función Pública tendrá mucho que decir. Odebrecht salpicó de corrupción al mundillo político mexicano por doquier, así se infiere porque en Michoacán se construyó la presa Francisco J. Mujica semejante a como lo intentó en Veracruz, contando con el apoyo de Duarte de Ochoa, en el rio, La Antigua para abastecer de agua a Xalapa; y antes de Duarte, Fidel visitó a Odebrecht en Bahía, Brasil, en 2010, cualquiera deducción será mera coincidencia.