Durante el año en curso los veracruzanos asistimos al espectáculo protagonizado por el órgano de fiscalización superior, cuyo titular Francisco Portilla ha dado un salto camaleónico al transitar de una actitud de ceguera y mudez permanente a una intensa actividad fiscalizadora cuyos resultados distan mucho de aquellas revisiones que arrojaban solo dislates administrativos, mientras la Auditoría Superior de la Federación ponía a Veracruz como la peor administración del recurso público. En su nueva versión, Portilla anuncia nuevas denuncias de hechos por desvío de más de 5 mil millones de pesos en Secretaría de Gobierno, Secretaría de Finanzas y Planeación, Secretaría de Educación de Veracruz, Secretaría de Seguridad Pública, Secretaría de Desarrollo Agropecuario y Coordinación General de Comunicación Social. De paso, dice, revisará lo acontecido en el Sector Salud, después de haberse comportado subrayadamente omiso en denunciar las superlativas irregularidades allí cometidas, que nunca antes vio.