Por supuesto, hay de marchas a marchas, pero sin duda ocurren cuando prevalecen las circunstancias que las propician; en octubre de 1991 el doctor potosino, Salvador Nava, encabezó una Caravana hacia la Ciudad de México en protesta por el supuesto fraude electoral que había llevado a Fausto Zapata al gobierno de San Luis Potosí, no llegó a su destino porque fue enterado de la licencia que Zapata pedía a su legislatura para retirarse del cargo. Ese mismo año López Obrador organizó un “éxodo por la democracia” hacia la Ciudad de México para defender los triunfos del PRD en Veracruz y en Tabasco y ahora el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, anuncia una marcha desde Ciudad Juárez hasta la Ciudad de México para exigir la detención de su antecesor, César Duarte Jáquez a quien considera protegido del gobierno federal. El denominador común de estas marchas es el tema electoral, la diferencia de ésta última respecto de aquellas es que se pretende hacerla antes y no después de la elección.