Al doctor Fernando Benítez Obeso, un médico bien prestigiado en Xalapa, le está pesando haber colaborado al frente de la Secretaría de Salud (su tercer titular) en el periodo de Duarte de Ochoa, cuando a parte de algunos beneficios conseguidos en el desempeño del cargo referido, el balance no le ha sido muy favorable ahora que se le niega la suspensión definitiva contra actos de autoridad en su contra, y por ese efecto pende sobre su cabeza una orden de aprehensión cuando ya carece de la protección de un amparo. Familiares y amigos del prestigiado galeno se preguntarán si valió la pena haber colaborado en un periodo de aciago desgobierno, teniendo como coequiperos a una hornada de “servidores” ávidos de ganancias fáciles e ilícitas, y lo peor, en vez de haber adquirido mayor prestigio, ahora debe demostrar que no milita en esas filas del oprobio.