Este país jamás se había encontrado en un escenario tan dramático de confrontación política y de inseguridad pública, configurando un peligroso coctel que amenaza al Estado Mexicano, así es porque sociedad y gobierno sufren el embate de una delincuencia hasta ahora incontrolable. Agrava esta circunstancia el desarrollo de un proceso electoral cuyo resultado podría alterar aún más la paz pública. Lo podemos observar con meridiana claridad en el micro universo veracruzano en donde la lucha por el poder podría escalar a confrontaciones de rangos ajenos a la política. Ojala se imponga la cordura entre las partes, porque con la elevada percepción de inseguridad que tenemos los veracruzanos es suficiente.