Quienes dirigen al Organismo Público Local Electoral (OPLE) desde su creación en Veracruz se han destacado más por sus exigencias sobre incremento presupuestal que por sus acciones en pos de garantizar la confianza y credibilidad en los resultados electorales. Lucen ávidos de comodidades estos antecedentes demeritan la finalidad de la creación del OPLE pues generan desconfianza, e induce a pensar en retrocesos, de ser susceptibles de repetir las acciones de connivencia observadas en el antiguo Instituto Electoral Veracruzano; ojala no sea así pues sería,  aparte de caro, muy malo para el proceso democratizador veracruzano.