Hoy es cinco de mayo de 2018, fecha en la que por muchos años hemos celebrado una batalla épica para los mexicanos pues en 1862 un ejército medianamente capacitado pero investido de fulgor patriótico derrotó al ejercito mejor equipado, disciplinado y capacitado de su tiempo, representante del imperio francés, toda una potencia mundial. Pero en nuestra historia hay espacios para el claroscuro dos lo ilustran con meridiana claridad: la batalla de cerro gordo en la cercanía con esta capital, y la masacre del Cerro del Borrego, en Orizaba; ¿a qué atribuirle el que dos fortines pertrechados hayan sido tomados por un ejército con individuos cansados, maltratados por un clima hostil y medianamente conocedores del terreno? En Cerro Gordo perdimos por la incapacidad de los mandos militares y un grupo de mexicanos habilitados como “ejército” pero sin la disciplina que caracteriza a una milicia; en Orizaba a la ausencia de pericia y de estrategia militares que dieron origen al desastre. Pero recordamos esta fecha en homenaje a un patriotismo de cuyas raíces estamos orgullosos.