El diputado “independiente” (es apodo) Sergio Rodríguez está en actitud retadora contra la dirigencia estatal del PRD que, atónita como se encuentra, no ha podido expulsarlo de sus filas, a pesar de contravenir los estatutos y declarar abiertamente su adhesión a la causa de López Obrador. Todavía más, dice del dirigente estatal que no sabe leer, y del secretario de gobierno que “no resuelve ni un crucigrama”. Pero solo se trata de una controversia entre ex cómplices de tortuosas movidas políticas, cada parte conoce las debilidades de la otra, de enriquecimientos explicables por tras las concesiones y genuflexiones ante el poder en tiempos de antaño.