Hoy hace ochenta años que el obispo de la Diócesis Xalapeña abandonó su vida temporal en esta dimensión, su desaparición física despertó mucho dolor en la feligresía católica de esta región, también comentarios en el ámbito político por su ya célebre enfrentamiento con el Coronel Tejeda, cuando éste se desempeñó como gobernador de Veracruz y desató ácida persecución contra la Iglesia católica; tiempos de Garrido Canabal en Tabasco, rescoldos de odios incubados en el movimiento cristero terminado en 1929. Pero fue su intensa labor pastoral la que estimuló el cariño y devoción por Guizar y Valencia demostrada multitudinariamente en la recepción del cadáver llegado de la CDMX, y en la despedida en el panteón xalapeño. Amor, devoción y fe perduran, de lo cual es fiel testigo su adoratorio en la Catedral de esta ciudad por sécula seculórum.