Héctor Coronel
La mayoría de nosotros usamos o hemos usado teléfonos inteligentes (llamados smartphones) y quizás una gran parte hemos utilizado también las capacidades de recepción GPS integradas en muchos de tipos de teléfonos móviles, con el propósito de obtener nuestra ubicación o indicaciones para llegar a un lugar específico, mediante el uso de aplicaciones con este propósito.
Las siglas GPS ( del inglés, Global Positioning System) denotan al Sistema de Posicionamiento Global que es un sistema propiedad de los Estados Unidos de América, integrado por satélites (entre 24 y 33) que orbitan la tierra a una altura aproximada de 20 mil kilómetros (unas 11 mil millas naúticas) y que son controlados desde estaciones terrestres. Otros países cuentan ya con sistemas similares o se encuentran desarrollándolos.
Para no invertir demasiado tiempo en detalles, diremos que la manera en que se obtiene nuestra ubicación es mediante la medición de la distancia entre nuestro dispositivo receptor GPS y, al menos, 3 satélites. La distancia es medida utilizando el tiempo que tarda en llegar una marca de tiempo emitida por los satélites hasta nuestro receptor GPS y sabiendo que la señal viaja a la velocidad de la luz, que es una constante universal, puede calcularse la distancia a cada uno.
Posteriormente, se plantea que la posición de cada satélite cuya señal se recibe, es el centro de una esfera de radio igual a la distancia calculada y las coordenadas correspondientes a nuestra posición se obtienen resolviendo un sistema de ecuaciones cuya solución es el punto de intersección de las esferas.
El desarrollo del GPS, tiene muchas ventajas como la de constituir una apoyo confiable para todo tipo de navegación, el envío de ubicación en casos de emergencia médica y rescate, así como para evitar extraviarnos cuando viajamos. No obstante, también puede utilizarse para fines militares y de espionaje; variantes de estas técnicas pueden utilizarse para determinar su ubicación con base en las antenas que captan la señal emitida por su teléfono celular, por ejemplo.
Este es sólo un ejemplo de la tecnología, concebida como la aplicación práctica del conocimiento científico, con la que actualmente contamos ahora en nuestra vida diaria; algo que la ciencia brinda a la sociedad.
¿Quién pensaría hace cientos de años que encontrar el punto de intersección de esferas podría tener alguna utilidad? ¿Cuántos de nosotros nos hemos detenido a pensar el por qué nos enseñaron nuestros maestros cuál era la velocidad de la luz? ¿para qué aprender física y matemáticas?
El desarrollo del conocimiento científico y su distribución social, puede brindarnos bienestar en diversos aspectos de nuestras vidas, desde los avances en la medicina, la producción de alimentos y la industria en general, como consecuencia de avances en los campos de la computación y comunicaciones, a manera de ejemplo.
En realidad no es el smartphone lo que es importante, sino el hecho de que éste constituye un claro y comprensible ejemplo de la necesidad de apoyar el desarrollo de la ciencia, especialmente en países como el nuestro, en el que se viven tiempos de cambio, sí, pero en los que la ciencia debe ser apoyada más que nunca, de modo que podamos integrarnos al grupo de naciones que hace mucho comprendieron que el conocimiento científico es la base para su desarrollo.