La etapa poselectoral en Veracruz transita por un terso caminar para el ganador de la gubernatura estatal, Cuitláhuac García, pues cada petición que se le formula obtiene respuesta favorable: se reducirá la pobreza, se ahorrarán miles de millones de pesos para programas sociales, bajarán los índices delictivos, se crearán empleos, se desarrollará el campo, pagó a proveedores, etc., ¿a quién de los veracruzanos no gusta escucharlo y que se haga realidad? Sin embargo, lo mejor es irse con prudencia porque una vez en el gobierno Cuitláhuac enfrentará trabas institucionales, problemas financieros qué resolver, expedientes inconclusos, burocracia encapsulada en moldes tradicionales y añejos, deudas por doquier, entonces las respuestas estarán condicionadas por una realidad que normalmente no se ve en el discurso pero está allí, terca, como una mula.