Un cuadro de elite más se va del PRD, partido del cual ni la sombra queda de lo que prometía ser porque no se lo permitieron “sus desviaciones cupulares y lastres tribales”, como señala en su renuncia Agustín Basave, quien por cierto le pone dramatismo de más a su decisión de retirarse de las filas perredistas, pues bien a bien no se sabe lo que quiso decir con eso de “los miles de mexicanos que se jugaron la vida por impulsar la democracia y construir una patria para todos…” como si en México pertenecer al PRD significara una condición peligrosa o heroica. Pero le asiste la razón cuando asegura que sin el PRD “no se puede entender la historia reciente del país”, aunque lo mismo podríamos afirmar respecto del PAN, y sobre todo del PRI que gobernó este país buena parte del siglo XX.