Vivimos en una democracia representativa y popular en donde teóricamente el pueblo es quien manda y como el pueblo es sabio nos toca decidir qué hacer sobre el nuevo aeropuerto de la CDMX ¿lo suspendemos y optamos por Santa Lucía? Aunque nada sabemos de aeronáutica, ni de aeródromos, de frecuencia de viajes, etc., quienes de eso conocen se encargan de orientarnos; aunque cuando leemos lo que dice José María Riobóo, responsable del plan maestro del aeropuerto internacional de Santa Lucía, sobre el tema de la conectividad: “Generalmente las personas que van al aeropuerto viven en el poniente de la ciudad, casi siempre. La gente del oriente no es la que más va al aeropuerto a usar los aviones; entonces la gente del Pedregal, de Lomas de Chapultepec, se desplaza. Tienen ellos un sistema, o se puede tener, que es el segundo piso del Periférico o la (autopista) Chamapa-Lechería, que les llevaría el Circuito Mexiquense”, es decir con una nueva ruta de autobuses se resuelve la conectividad. Empeora cuando escuchamos que el próximo Secretario de Comunicaciones. e impulsor de la idea del aeropuerto alterno, Javier Jiménez Espriú aún no sabe cómo aplicar la encuesta.