En México no ha existido una separación real entre el discurso del político gobernante y las canonjías que el ejercicio del poder adjudica, es un automatismo patrimonialista auspiciado por la simbiosis entre el Poder y los beneficios que acarrea a quien lo ejerce. Por efectos de la transición con alternancia están saliendo a flote prematuramente, es decir antes del fin de una gestión de gobierno una serie de casos que ejemplifican el contubernio entre el ejercicio del poder y el reparto de beneficios entre camaradas políticos con cargo al presupuesto público. No solo Jesús Mancha ha sido beneficiado con contratos de obra pública local, también un hermano (Oscar) del actual dirigente panista, Omar Miranda fue agraciado con contratos de obra pública, según acucioso reportaje del portal e-consulta Veracruz. La lista debe ser larga, si consideramos que el gobierno de MORENA aún no toma posesión de los controles del Poder y que obviamente escarbará hasta los cimientos de la administración en turno.