Atrás quedó aquel discurso sobre el regreso de las fuerzas armadas a sus respectivos recintos, todo quedaría a cargo de la nueva Secretaría de Seguridad Pública; pero la realidad es terca y se impone. En la semana que inicia se pondrá a discusión la reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, uno de sus temas es la separación de Gobernación de las funciones de Seguridad Pública para convertirla en Secretaría bajo la batuta de Alfonso Durazo, a cuyo encargo quedará la Seguridad Interior y a las Fuerzas Armadas-Ejército y Marina- corresponden la Seguridad Nacional. Pero la Seguridad Interior requiere de corporaciones policiales confiables y capacitadas para enfrentar el gran reto de combatir al crimen profundamente enraizado en México, lo cual implica que, mientras aquello no ocurra, ejército y marina seguirán en las calles. Salvo varita mágica en contrario