- Viviana Mancovsky, de la Universidad Nacional de Lanús de Buenos Aires, Argentina, participó en el panel el panel “Hacia una pedagogía de la formación doctoral: el vínculo entre asesor y tesista”
Viviana Mancovsky, investigadora de las universidades nacionales de San Martín y de Lanús, de Buenos Aires, Argentina
Claudia Peralta Vázquez
15/12/18, Xalapa, Ver.- Al encabezar el panel “Hacia una pedagogía de la formación doctoral: el vínculo entre asesor y tesista”, Viviana Mancovsky, académica e investigadora de las universidades nacionales de San Martín y de Lanús, de Buenos Aires, Argentina, concibió esta relación como una tensión inevitable entre autoridad y autonomía.
En evento celebrado el viernes 30 de noviembre, invitada por la Universidad Veracruzana (UV) –a través del Centro para el Desarrollo Humano e Integral de los Universitarios (Cendhiu), el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) y el Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP)–, la especialista llamó a la reflexión de la práctica y la tarea de dirigir una tesis profesional.
En las instalaciones del IIH-S, en un ejercicio de diálogo en el que participaron estudiantes y directores de tesis de posgrado de diversas entidades académicas de la UV, expresó que el concepto de autonomía radica en que a partir de los saberes nuevos el alumno construya los propios.
Asimismo, significa que el tutor o director debe poner a disposición del sujeto sus conocimientos y experiencia.
Comentó que empezó a desarrollar este tema en 2010, a partir de sus vivencias e inquietudes y con base en una nueva forma de pensar la pedagogía para el nivel de posgrado.
De su experiencia como maestra y directora de tesis también surgió este proyecto que abona a la discusión del tema, plagado de dudas y expectativas por parte de los alumnos en torno a su capacidad y tiempo que tendrán para lograrlo.
María José García, Viviana Mancovsky y Ernesto Treviño
Viviana Mancovsky, con formación inicial en Ciencias de la Educación por la Universidad de Buenos Aires, señaló que para ser director de tesis no existe una preparación previa y no alcanza con tener práctica y experiencia suficiente.
Se trata de una ardua tarea; sin embargo, advirtió que nunca debe prevalecer la arrogancia en los tutores y mucho menos establecer marcas negativas o juicios de valor, cuando el propósito principal es alentar y sostener el conocimiento, mas no bloquearlos.
En este sentido, expuso que la comunicación, los vínculos y acuerdos funcionan muy bien en muchos estudiantes, pero a veces resulta lo contrario. De ahí la importancia de analizar la singularidad de esa relación.
También se discutió el impacto que tiene en la relación director-tesista, la falta de conocimiento en la redacción de textos, lo cual dificulta y retrasa el proyecto. Por ello, se destacó la necesidad de pensar y establecer estrategias para orientar la escritura, tanto a nivel de licenciatura como de posgrado, a través de manuales y talleres.
En el marco del diálogo, los asistentes comentaron que en este proceso de comunicación, formación y construcción, las ideas y planteamientos de los tesistas muchas veces no son entendidas por los tutores, por lo que siempre debe haber un acompañamiento en este periodo de formulación.
Por otra parte, destacaron el papel del director de tesis en torno a impulsar la defensa de argumentos en los alumnos, quienes no tienen la capacidad de hacerlo frente a un experto. En ese tema hay un fuerte déficit, dijeron.
Otra reflexión fue en el sentido de encontrar un balance y equilibrio entre la presión y la amistad que se da entre este binomio, pues exigir y acompañar es todo un arte, así como el de aprender a socializar académicamente.
María José García Oramas, coordinadora del Cendhiu, consideró que ésta es una tarea compleja y delicada, “se vive como algo que ya está dado y no hay una formación para ser director de tesis, sólo se tiene la vivencia, es algo de lo cual no se reflexiona, habla o discute”.
Cabe mencionar que en este encuentro también estuvo Ernesto Treviño Ronzón, investigador del IIH-S.