Es bastante expresivo el diagnóstico del presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Rogelio Cabrera López, sobre las difíciles circunstancias por las cuales atraviesa México, que, dice, “está en terapia intensiva y que la Iglesia católica está “muy consciente de que México no cambia en un mes. El Presidente no tiene la lámpara de Aladino. Es muy complejo el tema de la violencia, son muchos los ciudadanos que están metidos en cosas ilícitas”. No es nuevo, pero da en el clavo por lo que llama a la conciliación recreando la convivencia “contra la violencia”. Los desaparecidos, la corrupción, la violencia asolan México: “estamos ante dos realidades, una que México tiene que cambiar, que las instituciones tienen que ser revisadas exhaustivamente, que tiene que acabarse con la corrupción laboral también”. Por otro lado, añadió, “ser conscientes también de que México tiene crisis económica y que está tronando todo el aparato administrativo y no solamente a nivel federal sino también a los niveles locales. Cada vez más se declaran casi en quiebra, los municipios, los estados”. Más claro, ni el agua.