A estas horas el gobernador Cuitláhuac García ya debe tener la información fehaciente acerca de quién o quiénes le mueven el tapete en el sur veracruzano, porque ni modo de pensar en desafortunadas coincidencias surgidas al calor de la pasión política. No. Lo de Chinameca y ahora lo de Minatitlán esconde preocupantes y tenebrosas maniobras desestabilizadoras, son mensajes cuya manufactura nada tiene que ver con el bienestar de la población y sí con consignas para desestabilizar al gobierno estatal. ¿Cuál será el paso de Cuitláhuac sobre este asunto? Ya se verá, pero sin duda debe actuar con celeridad y acudir a la asesoría de quienes realmente saben de la cosa pública, y que sus colaboradores se pongan a trabajar con eficiencia, y si no pueden que renuncien porque en la nueva moral diseñada por AMLO es de suponer que la ineptitud esta considerada como corrupción.