En las circunstancias en que se debate el Partido Revolucionario Institucional, ahora que busca dirigentes para reactivarse tiene ante sí una tarea titánica, porque requiere renovarse y a la vez fortalecer su cada vez más desvanecida militancia, para lograrlo, o al menos intentarlo, necesita de un líder que jale, a la vez de un dirigente que empuje, dos requisitos en uno. Tal debe ser el perfil del nuevo adalid porque los actuales tiempos del PRI no admiten una dirigencia del ahí se va, sino de auténticos líderes; quien lo vaya a encabezar debe cubrir esos requisitos, si no lo encuentra a nivel nacional y en el estatal, entonces está perdido.