No es nada nueva la pugna por el poder dentro y fuera de un partido político, MORENA no podría ser la excepción porque los protagonistas, seres humanos al fin, están propensos a ser arrobados por el influjo del Poder. Lo observamos en nuestra aldea, ahora gobernada por políticos fraguados en prolongada oposición al régimen, hasta que ganaron con López Obrador el premio mayor. Ya en el poder de pronto la cohesión se pierde, porque no es igual criticar, protestar, discursear sin compromiso que construir el edificio que su retórica dibujaba. Ya están en la arena política y empiezan los jaloneos: Manuel Huerta en fuertes diferendos con Cuitláhuac, Rocío Nahle preparando el camino para una hipotética oportunidad que quizás nunca le llegue, Ricardo Ahued resguardándose de los obuses que lo quieren fuera de la competencia, muy zorro, Rafael Hernández Villalpando, se mantiene prudente distancia del campo de tiro. Todo ese rejuego es de rutina, solo los actores cambian, pero en medio del escenario está la sociedad veracruzana.