Con la renuncia de tres de los Consejeros de Pemex el presidente López Obrador encontrará camino libre para diseñar a su manera el destino de esa empresa que, según el nuevo paradigma, fue manejada por intereses ajenos a los del país, en un concepto neoliberal que ha sido superado ya por el nacionalismo de la 4T. Esa renuncia la celebró el presidente y la concibe como necesaria pues los Consejeros que dimiten representaban al neoliberalismo. Rocío Nahle estará de plácemes pues así podrá trabajar con entera libertad sobre el proyecto de la nueva refinería de Dos Bocas, y el Director de Pemex igualmente porque ya no tiene obstáculos administrativos ni técnicos que discutan sus decisiones o las del presidente. El problema está afuera, pues como empresa cuyo producto está sujeto al ritmo internacional de precios tiene parámetros aparte, más aún con la enorme deuda que lo lastra e impide un despegue inmediato.