Mientras el presidente Manuel López Obrador se encuentra enfrascado en quijotesca lucha nonagenaria contra quienes llama “los conservadores”, y el gobernador Cuitláhuac García exhibe su obsesiva aversión contra el fiscal Winckler, la población veracruzana vive en completa indefensión frente a una delincuencia sin límite. La irracional muerte de 14 veracruzanos en Minatitlán es muestra de que en Veracruz el crimen ha rebasado a las autoridades locales, que éstas no están a la altura de ese reto y que requieren del inmediato apoyo de la federación. Mañana estará en esta entidad el presidente López Obrador, de quien esperamos conocer las acciones que emprenderá su gobierno para devolvernos la seguridad perdida, y ojalá no se nos diga que los índices delincuenciales van a la baja porque provocará desilusión y asombro.