Es dramática la situación en la entidad veracruzana, confirma lo del “baño de sangre” y “olor a muerte” proferido desde la iglesia y diferentes sectores sociales, un escenario en el cual la sociedad está en indefensión pues mientras el gobierno federal aguarda a la Guardia Nacional, el gobierno de Veracruz no atina qué hacer. Después del crimen en Minatitlán, el Secretario de Gobierno anunció que las fuerzas policiales estaban tras los asesinos porque “en Veracruz el que la hace la paga”, pero nada se sabe de la efectividad en los hechos. Ahora, sobre el asesinato de la alcaldesa de Mixtla de Altamirano, su esposa y el conductor del vehículo, acude a la retórica insulsa: “No hay ningún grupo criminal que sea superior al Estado”, y vuelve a la cantaleta de culpar al pasado, olvidando que esto es el ahora, cuando ya gobiernan y que nada excusa la impotencia e inoperancia de una policía que simplemente no puede con el paquete.