La obsesiva lucha contra la corrupción, explicable y necesaria, que el gobierno federal ha emprendido en todos sus procedimientos no justifica por ningún concepto el desabasto de medicinas en los hospitales del Sistema Nacional de Salud, porque está afectando lo más valioso del hombre que es la salud, más aun afectando aquellos que intentan recuperarla, lo buscan en esas instituciones sin respuesta favorable. Es el caso de las personas inoculadas con el virus del Sida que ya comenzaron a manifestarse por el desabasto de medicamentos retrovirales. Jugar con la salud es jugar con fuego, porque con demagogia nadie se cura.