A medida que transcurren las afamadas mañaneras del presidente López Obrador se percibe su dificultad en mantener la lógica de sus declaraciones y respuestas a las preguntas de los reporteros sin caer en el sonsonete sobre los inconformes, los conservadores, los adversarios y los neoliberales “corruptos”, esquema que comienza a parecer, por repetitivo, demasiado anquilosado. Ese modelo iterativo lo conduce a imprecisiones en sus respuestas, a contradecir lo antes dicho e incurrir en medias verdades, como eso de que la gasolina ya bajó de precio y que aumentó su producción, cuando la explotación petrolera se redujo en miles de barriles diarios. “Ya les puedo decir que se están produciendo más gasolinas que antes”, no parece ser una verdad testimoniada por la realidad