Que se recuerde, Eric Cisneros, es el secretario de gobierno con la peor imagen en los registros de cuántos han desempeñado esa función en las últimas tres décadas, acaso injustificadamente, al menos así invita a pensar el que su antecesor inmediato en el cargo, Rogelio Franco, fue un cero a la izquierda, un auténtico florero de corredor cuya función jamás supimos sirviera para algo, que no fuera para consumir el jugoso presupuesto asignado a esa dependencia, y, sin embargo, no se le juzgó con la dureza que ahora se hace con Eric Cisneros. Pero, ¿en realidad es inoperante, o la animadversión es inducida o producto de sus inicios cuando queriendo “apantallar” con insulso protagonismo generó un rechazo casi instantáneo. Es cierto, Cisneros no ha podido con Winckler, y su primer resbalón fue asegurar “me canso ganso que se va”, fue una expresión de noviciado y de soberbia, pero quizás le sirva para entender que el escenario de enfrente es complicado y para enfrentarlo se requieren acciones cuerdas, no poses ni discursos. Por lo pronto, carga con los tropiezos de inicio, como el inexplicable e inoportuno viaje a Baja California Sur precisamente cuando en Veracruz la bancada legislativa de Morena exhibía su impotencia para hacerle juicio político al Fiscal del Estado