Tiene razón el gobernador Cuitláhuac García cuando refiere el abandono en obra pública que ha padecido la entidad veracruzana en los últimos años, así lo expresó ayer en Atzalan al inaugurar pequeñas obras de alcance local: “hacer justicia es venir a los pueblos a emprender obra pública, dijo para enfatizar que con ellas se dará tranquilidad a los veracruzanos. Es la misma tesis del presidente López Obrador cuya base postula que a través de programas sociales se abatirá la violencia, ojalá así fuera. Lamentablemente, ni sumando el presupuesto de obra pública de los seis años del actual gobierno local podrían reducirse los índices delincuenciales, porque haciendo una sencilla operación deductiva concluiremos que allí no está la solución contra la violencia, para inferirlo basta voltear a entidades con mejor infraestructura carretera, urbana, de salud, educativa y muchos etcéteras más. Sin embargo, debemos reconocer la intención y el esfuerzo del gobernador, ha sido tan magra la obra pública de sus antecesores que toda obra mueva por minúscula que sea será bienvenida y notable, siempre que no se descuide ni evada la atención al grave problema de la inseguridad que asola a Veracruz.