Eso de “somos honestos” expresado por el gobernador Cuitláhuac García es un discurso aceptable, apropiado para campaña política, no así para un gobernador, porque en el primer caso no se exige comprobación, es mera expectativa, pero en el segundo, ya gobierno, se requiere demostrarlo y comprobarlo, de allí que en el asunto de transparentar la compra y arrendamiento de patrullas el gobernador solo cumple una parte de aquella premisa que exige a la mujer del César ser honesta, pero en este caso falta el perecerlo. Porque es pírrico el argumento de no transparentar lo de las patrullas para no alertar a “los malandros”, porque si aún no lo saben, lo cual resulta difícil de creer, les bastaría con robar una patrulla para conocer su equipamiento. Pero, para qué tantos brincos si el piso está parejo, y si el problema está en la duda, para que no se convierta en sospecha basta con mostrar las pruebas, pues los papelitos hablan