Hace 118 años, el 25 de mayo de 1911, don Porfirio Díaz, presidente de México, presentó su renuncia al cargo a la Cámara de diputados porque el pueblo “que tan generosamente me ha colmado de honores, que me proclamó su caudillo durante la guerra de Intervención, que me secundó patrióticamente en todas las obras emprendidas para impulsar la industria y el comercio de la República… se ha insurreccionado en bandas milenarias armadas, manifestando que mi presencia en el ejercicio del Supremo Poder Ejecutivo, es causa de su insurrección”… En tal concepto, respetando, como siempre he respetado la voluntad del pueblo, y de conformidad con el artículo 82 de la Constitución Federal, vengo ante la Suprema Representación de la Nación a dimitir sin reserva el encargo de Presidente Constitucional de la República, con que me honró el pueblo nacional…” día histórico sin duda. Cinco días más tarde salía por Veracruz para no regresar jamás.