Ya es de sobra conocido que una de las prioridades del gobierno federal es salvar a Pemex del grave problema financiero en que se encuentra, pues el monto de su deuda supera al de la denominada deuda soberana, que es la del país.

El primer Plan de recuperación de la empresa presentado en Nueva York por funcionarios de la paraestatal no convenció e incluso dio margen a que las calificadoras redujeran la calificación a la empresa, y persiste el riesgo de que la bajen aún más, de allí la instrucción presidencial a Hacienda de recortar recursos donde se pueda, pero están jalando la cobija al más crudo estilo neoliberal, como dijera Germán Martínez, y llegaron a afectar al Sector Salud.

Pero es un imperativo de López Obrador porque la quiere convertir en la “palanca de desarrollo nacional”. Se duda que haya alguien en México que no le desee éxito, el quid está en la implementación del Plan para lograrlo