Como si no bastara a México tener que lidiar con el temperamental presidente de los Estados Unidos, cuya determinación de imponer el 5 por ciento a los aranceles de productos mexicanos que ingresen a los EEUU ha generado una auténtica crisis en las relaciones entre los dos países, ahora, la agencia Moody¨s bajó la perspectiva de la calificación de la deuda soberana de México, de “estable” a “negativa” y Fitch Ratings revisó a la baja la calificación crediticia de México de “BBB+” a “BBB”. La desconfianza de los inversionistas es una de las causas, la perspectiva de nulo crecimiento, la otra. Sin duda, una dura prueba para el gobierno de López Obrador, que en su proyecto de impulsar la transformación de México ha venido sembrando vientos y esta es la primera tempestad que cosecha