Al presidente no se le rebasa ni por la derecha”, fue un refrán muy difundido durante la presidencia imperial mexicana y tesis vigente durante la hegemonía priista, tiempos y circunstancias de aquella época. Aquello se acartonó en la mente colectiva del mexicano promedio pues en toda la estructura de los diferentes niveles de gobierno fue regla común, “al gobernador nunca se le dice que no”, se repetía en las entidades federativas. Esta es la causa por la cual motivó eventualmente asombro que el secretario de comunicaciones, Jiménez Espriú, expresara su desacuerdo con la expresión presidencial respecto de quienes promueven amparos contra el gobierno calificándolos de “corruptos”. “No, no estoy de acuerdo con el presidente”, expresó Jiménez Espriú; aunque pronto reaccionó a la atávica costumbre y reculando expresó “sí, estoy de acuerdo con el presidente”.