En los escasos siete meses de su gobierno, son ya varias las ocasiones en las que el gobernador Cuitláhuac García alude al descenso de los índices delictivos en la entidad, son números oficiales, dice, provenientes del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en ese sentido habría que creerle. No obstante, la realidad veracruzana va en sentido contrario de esos números, que pierden sustancia frente a la inocultable y desbordada delincuencia que aterroriza a la población, y lo peor radica en las muestras de incapacidad del aparato de gobierno para enfrentar con éxito la ola de homicidios, levantones, secuestros, desaparecidos, extorsiones que ahoga a la entidad veracruzana.