Eufórico, con su tradicional discurso de plaza pública, como si aún no rompiera el capullo de candidato, Andrés Manuel López Obrador dijo en la presentación de Programas Integrales para el Bienestar y Mejoramiento Urbano y acciones del Tren Maya, en Cozumel: “no se puede aceptar el contraste de que haya hoteles de gran lujo y en las colonias la gente no cuente siquiera con los servicios más indispensables”. Esa ciudad es turística por excelencia, allí la población se ha multiplicado gracias a esa actividad, pues esos “hoteles de gran lujo” dan trabajo y dinamizan la economía del lugar. En términos de armonía para el desarrollo, corresponde al gobierno acondicionar la infraestructura y fomentar el turismo, ni más ni menos, no confrontarlo. Por cierto, en esa ciudad, en el acostumbrado arrebato retórico del presidente-candidato, se inauguró una nueva proclama presidencial: ¡Vivan los migrantes!