Hasta ahora, Roberto Ramos Alor ha demostrado que le queda grande el puesto de Secretario de Salud en la entidad veracruzana, y que quizás haría un buen desempeño al frente de los hospitales de Oluta o Tatahuicapan, pero no presenta buen desempeño ni capta la importancia de la grave responsabilidad del encargo conferido. ¿Acaso, se habrá enterado ya que el aparato de médula ósea en el hospital Dorantes Mesa está en abandono por falta de insumos para poderlo usar, o que en el Hospital Civil Luis F. Nachón, en el área de neonatología hay un costoso aparato de hemodinamia para realizar cateterismos cardiacos para tratar infartos al miocardio capaz de salvar vidas a quienes no pueden pagar miles de pesos en ese tratamiento? Si después de nueve meses siguen sin funcionar por falta de insumos ya no basta culpar a sus antecesores, porque la ineptitud también es corrupción. No es igual hacer declaraciones huecas e insulsas que levantar al “elefante reumático”.