Si bien el presidente de México lleva algunos fines de semana visitando hospitales del IMSS y está comprobando directamente que la demanda supera la capacidad del servicio médico de esa institución, de ninguna manera lo habilita para considerarse un perito en instituciones de salud, porque es el presidente y no un demandante de salud de a pie que solicita una consulta y la difieren para quincenas posteriores, o espera sentado en la sala de urgencias porque no hay camillas suficientes ni cuartos desocupados. Pero, más aún, el presidente alude a seis exsecretarios de salud que le plantean consulta pública sobre el caso del Seguro Popular y en respuesta los califica de “mal informados” (¡!) en vez de aceptar entreverar opiniones de quienes han estado a cargo de tan importante sector con las de sus colaboradores por el bien de los mexicanos.