No
es casualidad el que tanto el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, como el
Subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, hayan aludido a lo que ocurre en la
aldea veracruzana, el primero para apuntalar el fiscalazo, el segundo para
ventilar la preocupante proliferación del dengue ante la pasividad de las
autoridades del ramo en la entidad. La defenestración de Winckler, ”haya sido
como haya sido”, permitirá hurgar en el acervo documental de esa dependencia
para buscar fincarle responsabilidades, “ablandarlo” y mantenerlo en estado
quieto. En el caso del dengue, la autoridad federal se preocupa porque no se atribuya
al ominoso retraso en el suministro de recursos para comprar insecticidas el
que se hayan triplicado los casos de dengue en entidades como Tabasco, Quintana
Roo, Jalisco y Veracruz, aunque en esta última entidad al secretario de salud
“el dengue no lo asusta” a pesar de 2
mil 860 casos de dengue clásico y 387 con signos de hemorrágico.
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