Alejandro Solalinde es un sacerdote atípico, su púlpito son las tribunas de los medios de comunicación, desde donde en cada oportunidad que se manifiesta despierta expectativas, cómo olvidar que fue una de las voces denunciantes sobre la violencia entronizada en Veracruz durante los tiempos de Fidel Herrera y Duarte de Ochoa, “Veracruz es una enorme fosa”, dijo, entonces lo calificaron de alarmista, pero la amarga realidad verifica lo genuino de sus alertas. Solalinde conoce bien el tema migratorio, es reconocida su vocación solidaria con los migrantes para quienes instaló en Ixtepec, Oaxaca, el albergue “Hermanos en el camino”. Identificado con la causa lopezobradorista señala que el presidente “hace las cosas como puede y no como quiere”, “sobre México hay una doble presión, primero por el asunto de la migración y el cambio (político) que estamos teniendo en México, y porque el flujo migratorio es un pretexto electorero de Trump…”, o sea, que bailamos al ritmo que Trump impone