En
realidad, la señora Leslie Mónica Garibo Puga no parecía cubrir el perfil para encabezar
la Contraloría General del Estado, ahora que renunció es posible una evaluación
de claroscuros, aunque la causa de su dimisión, es rumor, se atribuye al
rechazo de no servir de tapadera, no pasará mucho tiempo para conocer el
verdadero motivo de su separación del cargo. Desde que el gobernador integró su
equipo de colaboradores las reacciones de la opinión ciudadana fueron nada
aprobatorias porque no parecían poseer las aptitudes para enfrentar el enorme
reto de sacar a Veracruz del atolladero, nueve meses después persiste esa
percepción, cuando ya se ha agotado el plazo para el beneficio de la duda.
Nadie sabe lo que pesa el bulto sino quien lo carga, y en este caso los
veracruzanos llevamos a cuesta un pesado fardo heredado por tres malos
gobiernos, ojalá Cuitláhuac no sea el cuarto.