Es verdaderamente preocupante la
insensible respuesta del gobernador Cuitláhuac García respecto de una señora
asesinada: “cuando estaba Winckler pasaban cosas peores”, es decir, en el
contexto social de violencia que vivimos, para un gobernante a cuyo encargo
está la de otorgar seguridad de sus gobernados ¿puede haber algo peor que la
muerte de una persona? Similar impresión causa la explicación del presidente
López Obrador sobre la escasez de medicina para el cáncer, que en un principio
negó (porque lo desconocía, se lo ocultaron, lo engañaron o simplemente le
importaba más el ahorro). Para enfrentar el desabasto ordenó implementar un
programa para comprar medicamentos. La medicina se compró en Francia, se dice a
un costo menor a lo cotizado en México, bajo la consigna de no depender de un
solo abastecedor para que no falten medicamentos, pero el desfase provocado por
el prurito de ahorrar ha causado serios trastornos en los tratamientos contra
el cáncer, de tal modo que cuando se haga un balance de los ahorros también
debiera incluirse vidas humanas afectadas por el desajuste en el tratamiento del
cáncer.