Todo caminaba bien en los primeros
meses del gobierno de Peña Nieto, desde el arranque se había alcanzado lo que
ni Vicente Fox ni Felipe Calderón lograron: la reforma energética y la reforma
educativa a través de un inusitado Pacto por México que aglomeraba las
principales fuerzas políticas en el Congreso poniéndolas en consenso para las
referidas reformas. Hasta que el 26 de septiembre de 2014 sucedió la
desaparición de 43 estudiantes de la Normal “Isidro Burgos”, un episodio que
marca el inicio del declive de Peña Nieto ante la opinión pública, vino el
escándalo de la Casa Blanca y juntos, ambos expedientes, originaron que el prestigio
presidencial volara a ras de suelo. Esos sucesos operan de manera parecida al 2
de octubre en el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, del que no pudo librarse hasta
el fin de su mandato y cómo fantasma va asociado en el registro de la historia.