- El autor de Tiene la noche un árbol consideró que los apoyos gubernamentales al arte y la cultura son «un arma de doble filo»
Los artistas no son priviligiados, opinó el escritor músico y actor
Karina de la Paz Reyes Díaz
23/02/2020, Xalapa, Ver.– Para el escritor, músico y actor Diego Cristian Saldaña, “es un error no apostar por la cultura, las artes y el deporte», actividades que propician el entendimiento, el conocimiento, la comprensión y la empatía, y que son necesarias ante los problemas de violencia que vive el país.
El autor de Tiene la noche un árbol, Premio Nacional de Novela Joven “José Revueltas” 2017, conversó con Universo tras presentar su libro, el 17 de febrero en la Casa del Lago de la Universidad Veracruzana (UV), con la participación Iris García Cuevas, Nelly Palafox y Antonio Riestra como moderador.
El joven artista percibe que en México se propician las artes; sin embargo, los apoyos gubernamentales para este fin son un arma de “doble filo”.
“Es un país complejo y diverso. En cierto sentido, considero que se propicia un ambiente para hacer cosas experimentales, propositivas y arraigadas en las tradiciones.”
Diego Saldaña subrayó en el país la cultura está muy vinculada a los apoyos gubernamentales. Por un lado, esto permite realizar actividades sin tener que reparar en la cuestión comercial; sin embargo, cuando los apoyos se ven amenazados, todo ese escenario cambia.
Sobre la política de austeridad que ha reducido los apoyos al arte y la cultura, señaló que “he notado los efectos; es decir, varios apoyos no salieron o salieron tarde, no sabemos si van a continuar.”
El integrante de la compañía interdisciplinaria CroMagnon y catedrático en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México y en el Claustro de Sor Juana, manifestó su desacuerdo con quienes opinan que los artistas son privilegiados: “Hay de todo, como en cualquier otro oficio, hay gente que proviene de familias adineradas, pero también hay quienes no tienen ni un clavo”.
En ese sentido, señaló que anteponer el dinero y los bienes materiales a cualquier ámbito de la actividad humana, lleva a las personas a vivir de prisa para obtener riquezas de la manera más rápida posible “y eso siempre es a costa de la propia vida”, concluyó.