BDH ofrece títulos sobre dicotomía entre alta y baja cultura

• Gloria Luz Godínez y Rafael Figueroa compartieron el proceso de creación de sus respectivas obras, disponibles en la Biblioteca Digital de Humanidades (BDH) de la Universidad Veracruzana 
• Ambos títulos están disponibles en los siguientes enlaces: Morenas de Veracruz en http://bit.ly/36BSFNC y Salsa Mexicana en http://bit.ly/2BBAcnS 

David Sandoval Rodríguez 

20/12/2020, Xalapa, Ver.- La diferencia que plantean los conceptos de alta y baja cultura tiene un sustento en la consideración de las élites, no obstante la primera se ha nutrido de las influencias de la cultura popular, coincidieron en señalar dos autores presentes en la Biblioteca Digital de Humanidades (BDH) de la Universidad Veracruzana (UV) que celebra este diciembre su décimo aniversario. 

En el marco de dicho festejo, se realizó el conversatorio “Interdisciplinariedad en la academia”, donde participaron los investigadores Gloria Luz Godínez Rivas y Rafael Figueroa Hernández, quienes fueron moderados por Alfonso Colorado, integrante del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación (CECC) de la UV. 

Alfonso Colorado destacó que además de fungir como académicos, desarrollan una labor multifacética en el área de las artes y la comunicación. 

Por otro lado, refirió que sus publicaciones en la BDH, Morenas de Veracruz. Fisuras de género y nación vistas desde la tarima de Godínez Rivas y Salsa Mexicana. Transculturación e identidad musical de Figueroa Hernández se enmarcan en el campo disciplinar conocido como “la tercera raíz”, en referencia a la influencia y herencia africana en la cultura mexicana. 

Morenas de Veracruz se puede descargar gratuitamente desde la liga: http://bit.ly/36BSFNC y Salsa Mexicana desde el enlace: http://bit.ly/2BBAcnS 

Gloria Luz Godínez, investigadora independiente y artista escénica, comentó que en el campo artístico de la danza, aquella que se conoce como “alta cultura” abreva en gran medida de las danzas populares. 

En su libro se habla de la puesta en escena de lo popular retomando la discusión teórica sobre la puesta en escena de los ballets folclóricos y los estudios de campo realizados para organizar un código estético que representará a la nación con símbolos, imágenes, canciones que conformarán el discurso oficial. 

Por otro lado, dijo que la pandemia “ha evidenciado a la tarima como un lugar para hacer política, que en el momento que escribí el libro se enfrentaba a la violencia vivida en Veracruz y era como un reencuentro comunitario, pero ahora no hay posibilidad de reunión y se hace más evidente su necesidad, de bailar y de subirse a la tarima para recobrar la salud”. 

En tal sentido, Rafael Figueroa observó que, intrínsecamente no tendría que haber diferencia entre alta y baja cultura, “pero como sociedad sí hemos hecho diferencia, estableciendo una división clasista, elitista en Latinoamérica”, que refuerza este sentimiento de considerar las influencias europeas como elevadas en contraposición a expresiones artísticas distintas. 

Godínez Rivas precisó que la herencia africana es indiscutible en la danza, incluso la presencia del torso semirrígido es considerada una herencia del baile de esclavos, a lo que se añade la polifonía, la percusión en la tarima con respecto a la composición musical en general, está musicalmente y está en el cuerpo que danza. 

Igualmente, Figueroa Hernández precisó que la presencia negra en el son jarocho es un mestizaje que se dio desde el inicio de la colonia y una de las intenciones de su obra es que se tome conciencia de este género como música popular mexicana, ya que la música afroantillana ha dado cosas extraordinarias al género, entre ellos el origen del mambo y del chachachá.